La Virgen de la Candelaria ha sido definida a lo largo de la historia casildense como la Patrona de la colonia agrícola del distrito, además de ser considerada como Fundadora Espiritual de la Colonia. De esta manera ha convivido en la tradición con la figura de San Pedro Apóstol -Santo Patrono de la ciudad cuya fecha se conmemora con el feriado religioso del 29 de junio y bajo cuya advocación ha quedado resguardada la Iglesia Parroquial de la localidad- y con Santa Casilda de Toledo, que ha dado su nombre al centro urbano y cuya festividad corresponde al día 9 de abril.

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La celebración de la Candelaria cada 2 de febrero recuerda la fuerza con la que ese nombre ha marcado nuestra historia local. ¿Cuál es el origen de este patronímico para nuestra región? ¿Cuál es la historia de la Virgen que tan cerca ha estado de los casildenses desde los comienzos del proyecto colonizador del que surgió la actual Casilda?

A diferencia de lo ocurrido con otra de las colonias cuya creación resulta fundamental para entender las transformaciones operadas en Santa Fe en la segunda mitad del siglo XIX –hablamos de la Colonia Esperanza fundada en el centro del territorio provincial por Aarón Castellanos-, el centro urbano de la Colonia Candelaria no traslada su nombre en forma directa, sino que es bautizado como Villa Santa Casilda. Es este uno de los motivos por los cuales el topónimo Candelaria fue desapareciendo del imaginario cultural de los casildenses, a pesar que en la actualidad el nombre se mantiene para referenciar parte del distrito rural que circunda a la ciudad. Muy pocas instituciones y espacios aún protegen esa designación para la memoria colectiva: la E.E.S.O. Nº 417 “Colonia Candelaria”, la Estación Terminal de Ómnibus y el Centro Tradicionalista “Posta de la Candelaria”. No mucho más.

No obstante ello, dos formas de poblamiento del área en que vivimos lo han ostentado a lo largo del tiempo: la posta de la Candelaria –entre los siglos XVIII y XIX- y la Colonia fundada por Carlos Casado del Alisal en noviembre de 1870.

La posta de la Candelaria fue uno de los tantos establecimientos de su estilo instalados en el trayecto que unía Buenos Aires con el Alto Perú y Chile, conocido como Camino Real. Allí comienza la historia de la Imagen de la Virgen en nuestra zona, traída desde España –al parecer por los jesuitas que organizaron uno de los puestos de su estancia “San Miguel”, en la década de 1720- y colocada en uno de los ranchos de la posta para veneración de los pobladores de la zona y los viajeros que arribaban al lugar. De allí también su vinculación estrecha con la toponimia de nuestra región. Tal vez muchos jefes y soldados de los ejércitos que lucharon por la independencia del país y atravesaron estos caminos, se prosternaron ante su estampa para pedir por sus vidas, por sus familias y por el éxito de sus campañas. Seguramente fue objeto de una gran devoción popular, como lo muestra el registro tomado por el viajero Alexander Caldcleugh en su descripción del 28 de febrero de 1821:

“poco después de mi llegada, apareció un hombre a caballo tocando la guitarra y luego se puso a cantar una especie de himno ante una imagen de Nuestra Señora de la Candelaria que había en el cuarto de la posta”.

Por su parte, la Colonia Candelaria adopta la denominación de la antigua posta ubicada en sus cercanías, que va perdiendo su función y su vitalidad al ritmo del avance de la red ferroviaria. Como se dijo anteriormente, en su seno nace Villa Santa Casilda como centro de poblamiento urbano, convertido después en Villa Casilda y, desde 1907, en la ciudad que hoy habitamos.

La aparición de la Virgen se dio en Tenerife, Islas Canarias, de la cual hoy es su Santa Patrona: en 1392 fueron testigos de su presencia dos nativos guanches de la isla, que apacentaban su ganado. Aunque la Iglesia Católica Apostólica Romana conoce desde muy temprano la celebración de esta Advocación como la Presentación del Señor, la Fiesta de la Luz y de las Candelas, retomando una costumbre proveniente del mundo oriental. Hace referencia al momento en que María lleva a su Hijo al Templo de Jerusalén: la Luz de Jesús que ilumina a los hombres. De allí el origen del nombre de esta manifestación  –candela, luz- y la tradición de la bendición de velas de cera, que las madres ofrecían a las autoridades religiosas en el momento de la presentación de sus hijos en el Templo.

El sociólogo casildense Jorge O. Viale nos brinda la siguiente descripción de esta tradición:

“La ley de Moisés prescribía que cuando una mujer había tenido un niño varón debía considerarse impura durante siete días. Del hecho surgía la obligación de ir al templo para ser purificada, a partir de esos siete, hasta durante treinta y tres días después. Si el nacido era niña, el tiempo que debía transcurrir hasta ir la madre al templo a purificarse, era doble. En ambos casos debía llevar en holocausto un cordero, o dos palomas, según fuese rica o pobre, como medio para borrar la mancha del pecado. Hecha la ofrenda, el sacerdote rezaba una oración por la mujer, quedando esta purificada. La Candelaria, como fiesta dedicada a Jesús es la ‘Presentación’, en la Iglesia de Oriente. En Occidente se la celebra como fiesta de la Virgen María, y se denomina la ‘Purificación’ (mucho antes se la había llamado ‘Fiesta de Simeón y Ana’); luego predominó a través de los siglos la de Candelaria, por la práctica de bendecir y llevar encendidas las candelas  en estas oportunidades”.

La Festividad de la Virgen de la Candelaria de Puno, en Perú, ha sido declarada en 2014 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la U.N.E.S.C.O. Su devoción es muy amplia en el ámbito andino, Centroamérica y México. En la Argentina es celebrada como Patrona de Candelaria (Misiones), Guaminí (Buenos Aires), el Departamento Leales (Tucumán) y Humahuaca (Jujuy).

En Casilda, la histórica Imagen conocida ya en el siglo XVIII se conserva en la Iglesia Parroquial “San Pedro Apóstol” desde 1971.

El 31 de marzo de 1970 se reunió en el Salón San Ambrosio una asamblea popular convocada por la Comisión de Obras Parroquiales presidida por el Doctor Sebastián Lecuona, con el objeto de constituir una Comisión Ejecutiva Pro Reforma de la Iglesia y Construcción del Camarín de la Virgen de la Candelaria. La idea era concluir las obras en coincidencia con las celebraciones del Centenario de la fundación de la Colonia. La Comisión fue presidida por Miguel Ángel Latorre y comenzó a recibir donaciones, además de efectuar bonos, rifas, ferias y kermesses para allegar los fondos necesarios para efectuar las obras. La Imagen Histórica había sido donada ya por sus poseedores, la Sucesión de la familia Marc, en la capilla de cuya estancia “La Nueva Florida” estuvo depositada durante muchos años.

El antecedente directo de este acontecimiento se dio en el proyecto presentado en el Concejo Deliberante el 10 de octubre de 1961 por el entonces edil Doctor Sebastián Lecuona, que propuso la realización de gestiones para la recuperación de la Imagen, la construcción del Camarín para instalarla y la designación del día 2 de febrero como Fiesta Regional del Agro, de carácter nacional y provincial. Una década más tarde, las gestiones finales fueron efectuadas por Roberto Casagna, anterior Jefe de Obras Sanitarias en Casilda, quien se contactó con Rubén Alles, albacea de la familia Marc y último depositario de la estatuilla.

No fue el único impulso por preservar un patrimonio tan caro a los ciudadanos de Casilda. Un tiempo antes, en 1957, el historiador Héctor M. Lagos, en su destacada obra “Forjadores del surco por iniciativa privada”, planteaba otra propuesta para la recuperación de tan importante ícono:

“Libramos al vecindario del histórico lugar, la iniciativa que aquí consignamos, de reconstruir el humilde rancho de Candelaria, conforme a un asesoramiento autorizado, y entronizar la imagen que allí se veneró por siglos: Nuestra Señora de la Candelaria”.

Finalmente la ceremonia de recepción en Casilda –que no pudo darse con  motivo del Centenario- se desarrolló durante las Fiestas Patronales del 29 de junio de 1971. La Imagen bajó del Helicóptero dispuesto por el gobierno provincial a la cancha existente en el predio de la Escuela Nacional de Agricultura y fue llevada por un jeep militar hasta el Templo, conducida por el Director del Museo Histórico Provincial “Doctor Julio Marc” Jorge Martínez Díaz y el Cura Párroco de la Catedral de Rosario Desiderio Collino. Participó de la Procesión conjuntamente con las Imágenes de San Pedro Apóstol y el Sagrado Corazón de Jesús, siendo acompañados por el Gobernador General Guillermo Sánchez Almeyra, las bandas de policía y del Ejército de Rosario, los integrantes de las diferentes comisiones internas de la parroquia, los estudiantes de los colegios Nuestra Señora de la Misericordia y Sagrada Familia y una gran multitud de feligreses y curiosos. Ya en el Templo fue colocada en el Camarín donde hoy se halla.

Las obras de reforma del Atrio estuvieron bajo la dirección técnica de los Ingenieros Pérez y Bolla y  de los constructores Vigo y Corvaro. El Camarín se ubicó a un costado del Presbiterio, construido con el antiguo púlpito y un templete reacondicionado por el carpintero local Manuel Presello. De esta manera se desechó la idea original de colocarla en el lugar del Altar Mayor. Recibió la bendición del Arzobispo de Rosario, Monseñor Guillermo Bolatti, siendo sus padrinos el Gobernador y Rubén Julián Alles junto con su esposa María Azucena Camberale Ponce. El matrimonio fue el encargado de depositar la Imagen en el Museo Histórico Provincial -de donde provenía rumbo a su ubicación final-, con el compromiso de cederla a la Iglesia Parroquial de Casilda en memoria del Doctor Julio Marc y su hermano Ricardo.

La celebración fue televisada por los canales 3 y 5 y transmitida por LT8 de Rosario. En el almuerzo organizado en la sede del Club Atlético Alumni, hicieron uso de la palabra el Director del Museo donante y el Presidente de la Junta Parroquial, Escribano Ricardo Roig Civalero. Martínez Díaz afirmó en la ocasión que “una ausencia de doscientos años, toca a su fin en este regreso definitivo”, comentando los pormenores de su traspaso de mano en mano a lo largo del tiempo.

El acta de entrega había sido firmada el 31 de mayo de 1971 en Rosario, con la participación de las autoridades del Museo y, en representación de Casilda, por el Intendente Municipal Avelino Lottici, el Doctor Miguel Ángel Ardiani y el Cura Párroco Carlos de Gaetano Ginés, artífices de la llegada de la histórica efigie a la Parroquia. Conocemos gracias a este documento gran parte de la historia de la Imagen, recopilada por el Doctor Julio Marc:

“…esta Virgencita procede de la Posta Candelaria, donde estuvo por muchos años, pasando luego a la familia de don Santiago Gallegos, antiguo poblador de la zona desde el año 1805, quien la habría obsequiado al Señor Luis Laflor, uno de los primeros concesionarios de Mensajerías entre Rosario y San Urbano, pasando posteriormente a poder de la familia de Juan Calderón, afincado en Cañada de Gómez, siendo obtenida luego por el doctor Julio Marc. Esta Imagen de vestir, sufrió múltiples deterioros, siendo restaurada por el Señor Ricardo Enrique Marc, quien la facilitó en una oportunidad al celebrarse festejos patronales en Casilda, siendo paseada por la Colonia para reunir fondos destinados a la beneficencia. Estuvo expuesta en dos exposiciones de Arte Religioso Retrospectivo celebradas en el año 1941 con motivo de la Coronación de la Virgen de Rosario y en el año 1950 con motivo del Congreso Nacional Eucarístico realizado también en Rosario. Las promesas fueron puestas por vecinos de la zona de Casilda y Cañada de Gómez, y las alhajas antiguas que la adornan. 1) Corona de Plata sahumada en oro; 2) Cadena de Plata con cruz de oro; 3) Cadena de Plata (collar) con perlas del mismo metal. Estas tres piezas del siglo XVIII; 4) Rosario de oro con cruz del mismo metal; 5) Pendiente de oro con piedras finas; 6) Relicario de oro forma circular con cadena doble de oro muy corta; 7) Prendedor de oro y par de aritos del mismo metal; 8) Gran aro de plata y piedras y 9) Pendiente de plata con pequeña cruz de coronamiento con adornos de piedras, provienen del Dr. Julio Marc, señor Ricardo Enrique Marc y del señor Rubén Julián Alles, su último poseedor, quien depositó esta talla en el Museo Histórico Provincial de Rosario Dr. Julio Marc, con cargo de oportuna donación definitiva a la ciudad de Casilda, para ser conservada en la Iglesia ‘San Pedro’ de dicha ciudad, todo lo cual –con noticia del Superior Gobierno de la Provincia-.“

La Virgen de la Candelaria ha sido conmemorada en nuestra localidad y en algunos pueblos de la región como Fuentes y Pujato a lo largo del siglo XX. En Casilda era tradicional la Procesión con la Imagen de la Virgen, en algunos casos de carácter nocturno y la Misa con la bendición de las candelas, ceremonia tradicional sacramental que se usaba en los momentos de enfermedad, tormentas o desgracias como oración litúrgica pidiendo a Dios por la intercesión de la Virgen de la Candelaria. Cabe destacar a su vez que en el campo que perteneciera a Carlos Gessaga -uno de los impulsores del citado Centro “Posta de la Candelaria” y permanente defensor de las tradiciones populares locales-, en las inmediaciones del camino que conduce hacia Cañada de Gómez, existe aún una ermita que guarda una tradicional estampa de la Virgen de la Candelaria, realizada en mayólicas por la artista y docente Blanca Labourdette de Tosticarelli el 1 de febrero de 1987. El campo y la ciudad, en un ejemplo de conservación del patrimonio histórico, artístico y cultural, mantienen aún ese vínculo tan significativo con uno de los símbolos más representativos  de la región.

Pronto se cumplirá el Cincuentenario de la presencia de la Virgen nuevamente en Casilda. Sin dudas es una de las grandes figuras de la identidad local. Nos habla de una larga trayectoria, mucho más antigua que la existencia misma de nuestra ciudad. En vísperas de los festejos por los 150 años de vida de Colonia Candelaria, base de la actual Casilda, recuperar su historia nos permite seguir conectados con las circunstancias vividas por las generaciones precedentes en este lugar que cobija nuestras acciones, ideales y esperanzas.

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