Cuando el amor estalla:
“Sueño de una noche de verano” es el estallido del amor. En esta obra, como en pocas de la producción de Shakespeare, refulge el amor repentino, apasionado, voraz e incontrolable. Y asimismo, volátil y contingente. Todos en este magnífico sueño parecen empujados a amar; es más, a amar sin mirar a quien, o mirando a un quien equivocado. Sueño… tiene también su perfil equívoco. Todo es amor, y también despecho. Hay juramentos y venganzas; sometimientos e infidelidades.
Para muchos estudiosos es un cuento de hadas. Para otros es una farsa trágica de “brutalidad erótica”. Unos y otros tienen un poco de razón: es lo uno y es lo otro. Es además, una curiosa y perfecta síntesis del arte sublime y la más tosca expresión de teatro popular. Ése es el mérito de Skakespeare y de su Sueño… haber sido aristocrático y plebeyo, haber alabado con su verso los delicados oidos del palacio y hecho retorcer de risa las bocas desdentadas de los campesinos.
El amor y el humor se asocian en esta obra de una manera singular, y quien sepa disfrutar de este sueño, coincidirá con el autor en que “el amor puede transformar las cosas bajas y viles en dignas y excelsas”.
La importancia de la palabra es una regla de oro del teatro isabelino. Ésta y el adecuado tono de voz dibujaban, ante la absorta mirada de los espectadores, el mundo que se buscaba recrear. No había grandes escenografías y los vestuarios eran apenas sugerencias, hechas con telas en desuso. Pero en sus escenarios despojados, y con los actores vistiéndose ante la mirada del público, el teatro podía suceder. La generosa predisposición de los ojos ávidos y la envolvente palabra del poeta, que podía disparar sueños, hacían el resto.
Resumen de la obra:
Durante los preparativos de la boda de Teseo con Hipólita, dos parejas de amantes se pierden en el bosque del amor no correspondido: Hermia ama a Lisandro, pero está comprometida con Demetrio, el que a su vez es amado por Elena.
Egeo, padre de Hermia, se presenta ante Teseo, duque de la ciudad, para que éste obligue a su hija a cumplir su compromiso o la entregue a la muerte.
Entonces, Lisandro y Hermia deciden huir. Tras Hermia, Demetrio; y tras éste, la sufriente Elena. Los cuatro inician un curioso juego de encuentros y desencuentros en el bosque cercano a la ciudad.
En el bosque habitan Titania y Oberón, reyes de las Hadas. Desde hace mucho tiempo están disgustados por un capricho: la reina a adoptado a un niño indio, lo que despierta los celos del rey, quien lo reclama para sí. Oberón decide vengarse hechizando a Titania con el jugo de la flor del amor, que vertido sobre los párpados durmientes, basta para que una persona ame con locura a la primera criatura que vea.
Simultáneamente, un grupo de actores ensaya en el bosque un drama para representar el día de la boda del duque. Puck, duende ayudante de Oberón, transforma a uno de los comediantes en burro. Cuando ante tal apariencia, sus compañeros huyen despavoridos, el pobre cómico trasformado en asno empieza a los gritos. Sus alaridos despiertan a la reina Titania, que víctima del encantamiento, se enamora inmediatamente de él.
Mientras, Oberón decide ayudar a la pareja de amantes contrariados con el mismo filtro del amor. El encargado de la tarea es el sinuoso Puck, mitad duende, mitad demonio, que vierte el jugo indistintamente en uno y otro joven, lo que produce un descomunal enredo de parejas. Sin embargo, finalmente, la despreciada Elena consigue el amor de Demetrio.
Establecido el orden, los enamorados son disculpados por haber desobedecido y las parejas se casan junto a Teseo e Hipólita, En el bosque Oberón ha recobrado el amor de Titania, y en virtud de su magia, ha borrado los deslices amorosos, transformando los recuerdos en un simple sueño de una noche de verano.