En noviembre de 1870, según las afirmaciones de Estanislao Zeballos, se inicia la organización de la Colonia Candelaria, base de desarrollo de la actual ciudad de Casilda.

Carlos Casado del Alisal es uno de los protagonistas directos de esta historia de los comienzos de la localidad. Es bajo su auspicio que se desarrolla el programa de colonización agrícola del cual surge la mencionada Colonia. En 1865 el empresario -nacido en Villada, provincia de Palencia, España, en 1833 y llegado al país en 1857- compra una importante extensión, al sur del Rosario, perteneciente al terrateniente Mariano Grandoli y es sobre esas tierras que en el mencionado año se inscribe la puesta en marcha del emporio, en el marco de un proyecto más amplio alentado desde una o dos décadas antes por los gobiernos nacional y de la provincia de Santa Fe.

Después de conseguir una importante capitalización de sus recursos a través de su accionar vinculado a las actividades de importación y exportación y bancaria en la entonces ascendente localidad de Rosario, Carlos Casado del Alisal encuentra en este proyecto de poblamiento del sur santafecino, una de las salidas que aparece como más provechosa para la consecución de una mayor rentabilidad de esos capitales y para la obtención de un más alto reconocimiento por parte de las elites políticas del país, que le permitiera aguzar los vínculos económicos y políticos -de por sí ya existentes y en franco crecimiento- con esos sectores.

El proyecto de poblamiento

Los inicios de Candelaria, entonces, pueden pensarse como el despliegue típico de lo que por esa época se da a conocer como colonización de carácter privado, en donde son los empresarios -locales o extranjeros- quienes se hacen del control de las tierras por medio de su compra, aprovechando las facilidades otorgadas por el gobierno santafecino, asegurando su poblamiento por familias traídas desde el Viejo Continente y la puesta en producción de esos terruños considerados hasta ese momento como marginales y desiertos por los principales representantes del imaginario estatal y capitalista.

La antigua posta y la Virgen de la Candelaria

El nombre del nuevo proyecto se encuentra ya arraigado en la toponimia de la región, en tanto traslada a la colonia el mote de la antigua posta de la Candelaria existente en la zona, como espacio de paso y de intercambio en el camino que en tiempos coloniales y en los comienzos de la vida política independiente unía Buenos Aires con el Alto Perú y Chile y cuya referencia nominal se debe al hallazgo en esta posta de una figura de la Virgen de la Candelaria, venerada seguramente por los maestros de postas y los viajeros que cubrían el paraje.

La Villa de la Candelaria y el Pueblo Santa Casilda

Entre finales de 1870 y los primeros meses de 1871 se realizan los trabajos de ordenamiento espacial, poblacional y edilicio, generando la proyección y el planeamiento de dos centros urbanos, la villa de la Candelaria, programada en el centro de la Colonia y el pueblo Santa Casilda, en la nueva área de colonización ideada por el agrimensor Julián de Bustinza, lo que demuestra el vigor que busca darse al nuevo emporio agrícola.

Una cuadrícula moderna, con grandes bulevares

Grandes bulevares cruzan la Colonia, muchos de los cuales llevan los nombres que han permanecido hasta bien avanzada la historia de la ciudad, entre ellos el Bulevar Central Santa Casilda, transformado posteriormente en 25 de Mayo; el Europa, conocido más tarde como Centenario hasta pasar a ser el ya tradicional Ovidio Lagos; Argentino, cuya denominación perdura aún; o Inglaterra, nombre con el que se conoció durante mucho tiempo al que hoy es 9 de Julio. Inspectores de colonias, escritores y políticos no dejan de sorprenderse por el aspecto que esas arterias de progreso otorgan, con sus zonas de parque y forestación, al reciente poblado.

Una gran diversidad de primeros pobladores

Carlos Casado y sus colaboradores realizan una distribución –en venta a contado, por plazos y en arriendo- de concesiones rurales divididas en cuadrados de 25 hectáreas, reunidas en grupos de cuatro y separadas por calles de veinte metros de ancho. Hacia el 1 de marzo de 1871 las 131 concesiones iniciales han sido colocadas en su totalidad. Sin embargo, el verdadero furor de compra de tierra se acrecienta en la segunda mitad de ese año, pasada la crisis generada en Rosario por la epidemia de peste amarilla, de manera tal que hacia 1872 se han vendido ya 324 concesiones, ocupadas por 95 familias de orígenes diversos, italianos, franceses, españoles, alemanes, suizos, ingleses, belgas y argentinos, quedando establecidas en Candelaria un total de 332 personas. Almacén, galpones de la Administración, Juzgado de Paz, ciento once casas de diversa construcción, plantaciones en las concesiones y en las calles principales, dan muestra de la profunda transformación socio-económica de la región emanada del proyecto inicial.

La Villa Santa Casilda se erige en centro urbano de la Colonia Candelaria

Al mismo tiempo que se gesta la organización del emporio agrícola, se hace presente la obligación por parte del empresario colonizador, como ya advertimos anteriormente, de dotarlo de la cantidad de centros urbanos que se considerarán pertinentes para asegurar niveles aceptables de calidad de vida y de trabajo para esas nuevas familias instaladas. Es así como la Villa Santa Casilda surge como centro urbano de la Colonia Candelaria, siendo tal nombre un reflejo sobre la nueva tierra de la ya antigua veneración que la familia Casado otorga a la Santa de Toledo y como recuerdo terreno de dos figuras de gran importancia en la vida del fundador: su madre, María Casilda del Alisal, y su hija, del mismo nombre, nacida en 1867.

Entre 1872 y 1873, se discuten los proyectos de centro urbano de la Candelaria ideados en los momentos primeros del proceso fundacional. De aquellos dos pueblos sólo uno va a quedar consolidado, después de replanteos sobre su ubicación debido a dificultades topográficas. De manera tal que la materialización del pueblo de la Colonia data de esos dos años de debate y puesta en marcha. Casado manifiesta al iniciarse 1874 que alrededor de la plaza se hallan edificadas cuatro casas y un molino a vapor, por lo que se comienza a ofrecer para el pueblo un primer panorama de lo que será la configuración de la zona céntrica de Villa Santa Casilda en el siglo XIX.

La inauguración del Ferrocarril Oeste Santafesino, marca un hito para la Villa

De acuerdo a las investigaciones más recientes, tal nomenclatura aparece en los documentos de instituciones y archivos oficiales durante toda esa década de 1870, en algunos casos complementada y hasta confundida con la de Candelaria. A partir de 1883, con la inauguración formal de la línea del Ferrocarril Oeste Santafecino, ideado y sustentado igualmente por Carlos Casado, el pueblo, cada vez con mayor fuerza, comienza a ser denominado en actos jurídicos, documentos gubernamentales y periódicos como Villa Casilda.

La Colonia Candelaria como síntesis y modelo de la Argentina moderna

El lugar que Colonia Candelaria va a ocupar en el concierto de las localidades de la región, trasciende rápidamente una dimensión reducida, que podríamos llamar comarcal, en tanto que desde sus inicios el emporio agrícola y su centro urbano se vinculan estrechamente al modelo de crecimiento económico sobre el cual se sustentan las bases del desarrollo de la Argentina moderna. Inmigración y producción primaria destinada a los mercados de exportación van a ser rápidamente los dos rasgos distintivos de la Colonia.

Los sucesivos Inspectores de Colonias que visitan la Candelaria en la década de 1870 no tardan en considerarla una “colonia modelo” por su organización y funcionamiento, observando el despliegue de los elementos demográficos, urbanísticos y productivos de una región en auge, aún en un momento económico en donde las crisis son sucesivas y las pérdidas de producción cuantiosas.

Una década difícil da origen a un hito histórico

De hecho, la década de 1870 es sin lugar a dudas la más difícil para los primeros colonos, que deben lidiar con la constante amenaza de la pérdida de cosechas, por la acción combinada de las plagas y de los factores meteorológicos.

Así, en 1877 Carlos Casado solicita al Gobierno de la Nación un empréstito para levantar un año de malas cosechas que amenazan con destruir el proyecto de la Colonia Candelaria y, sin embargo, inclusive contando con un apoyo parcial del Congreso de la Nación, la Colonia se repone, en parte gracias al envío, el 12 de abril de 1878, por medio del Puerto de Rosario, de varias toneladas de cereales producidos en Candelaria rumbo a Glasgow, en embarques experimentales que abren un circuito comercial sumamente fluido que va a otorgarle una nueva ventana al crecimiento económico de la región y de todo el país.

La primera exportadora de trigo de la República Argentina

Es por este motivo que se establece esa fecha del 12 de abril de 1878 como la fecha del primer embarque de trigo a Europa, teniendo ese cereal la marca indeleble de su salida de los campos de la hasta hace poco tambaleante Colonia Candelaria. En el año 1879, el entonces Presidente de la República, Nicolás Avellaneda, arriba a Rosario para encabezar la Primera Fiesta Nacional del Trigo, condecorando a Carlos Casado por el impulso a la actividad exportadora de bienes primarios, que prontamente se convierte en el pilar fundamental del sostenido crecimiento económico del país.

Cabe destacar, sin embargo, que la nueva lógica impuesta por la exportación cerealera –si bien permite aumentar aceleradamente los índices de crecimiento económico de Casilda- va a generar una situación marcada por la presencia de ciclos de monocultivo –trigo y maíz al comenzar el nuevo siglo- que acentuarán la extrema dependencia de los agricultores de las siempre inestables condiciones del tiempo atmosférico y las aún más fluctuantes condiciones impuestas por un mercado de precios de productos primarios siempre controlado desde el exterior del país.

Despegue económico y florecimiento urbano

El otro motor que vehiculiza el crecimiento es sin lugar a dudas el proyecto de extensión de una línea ferrocarrilera que uniera el nuevo emporio agrícola con la ya asentada villa del Rosario: surge de esta manera el proyecto de construcción de las vías del Ferrocarril Oeste Santafecino. El 4 de noviembre de 1883 se inauguran los primeros cincuenta y cinco kilómetros, que unen Candelaria con los muelles del puerto de Rosario. La locomotora que realiza el recorrido inaugural de la línea Rosario-Casilda el 4 de noviembre de 1883, es denominada por el empresario palentino “La Carlitos”, en gesto paternal hacia uno de sus hijos, y su conductor es Guillermo Light.

Villa Casilda, cabecera del Departamento Caseros

Villa Casilda recibe prontamente los efectos multiplicadores de este significativo avance, siendo la década de 1880 la del despegue económico y la del florecimiento urbano: un sinnúmero de comercios de diversa índole comienzan a llenar los vacíos generados por el crecimiento de las necesidades de la población casildense, al mismo tiempo que la expansión territorial de la Villa se ve seguida de una mayor preocupación de los entes públicos y del vecindario por su embellecimiento. Desde allí y a partir de la combinación entre acopio y molienda de cereales y expansión ferroviaria, el crecimiento de la Villa va a ser sostenido a lo largo de dos décadas, siendo la de 1890 una etapa de expansión urbana, poblacional y empresarial inusitada hasta el momento. Esto hace que, en ese año 1890, con la creación del nuevo Departamento Caseros, Villa Casilda sea escogida como cabecera de la nueva unidad administrativa.

Villa Casilda y Nueva Roma, dos historias que se fusionan

En 1886, el molinero Juan Pescio –arribado tres años antes desde Liguria- compra a varios propietarios una considerable cantidad de tierras lindantes con la Villa Casilda y comienza a organizar un pueblo nuevo, al que, con fines conmemorativos, coloca el nombre de “Nueva Roma”, que en 1907 pasará a integrar también la naciente ciudad. En 1889 el Gobierno Provincial aprueba el trazado del pueblo, que es dotado de Escuela Elemental, Comisión de Fomento y, más tarde, destacamento policial. En 1893, a pesar de la disconformidad de su fundador y de varios vecinos de Nueva Roma, el Gobierno Provincial decide la fusión de las dos Comisiones de Fomento en una sola, significando en realidad la absorción del pueblo Nueva Roma por Villa Casilda. Actualmente, este proyecto de pueblo iniciado por Pescio, constituye el barrio más extenso de la ciudad de Casilda, manteniendo aún fuertes redes de identidad propias.

El Nacimiento de la Escuela Nacional de Agricultura

La estrecha vinculación existente en ese entonces entre el modelo económico dominante y el naciente emporio del sur santafecino, busca ser reforzado con la instalación en Villa Casilda de una Escuela Nacional de Agricultura. En el año 1897 el Gobierno Nacional realiza las primeras inspecciones de reconocimiento de la plaza y en 1899 se decide el establecimiento de la institución educativa. La Comisión de Fomento de Villa Casilda entrega en esa ocasión una cuantiosa suma de dinero para costear el proyecto, que viene a complementar la importante inversión realizada por el Estado nacional para tal finalidad. Finalmente, una suscripción del empresariado local completa las cifras necesarias para la adquisición del terreno pertinente para la organización de las instalaciones adecuadas. Es recién en el año 1902 cuando se inicia el dictado de clases, con una concurrencia de cuarenta alumnos, bajo la observancia de su primer director, Federico Wagner. Las dificultades organizativas de esos primeros años y los conflictos surgidos en ocasiones entre el Gobierno Nacional, las sucesivas direcciones de la Escuela y el alumnado, llevan a la decisión de rebajar la Escuela a la categoría de Chacra Experimental en el año 1907, aunque rápidamente, un año más tarde, por pedidos del vecindario local y del de Rosario, se transforma la institución en Escuela Práctica de Arboricultura y Horticultura.

Si bien la Escuela se relaciona estrechamente con el entorno económico en que se asienta, ligado fundamentalmente al negocio de exportación de la producción de cereales, va a transformarse en las décadas de 1910 y 1920 en una voz clave a la hora de pensar alternativas válidas al modelo de crecimiento económico existente: durante la dirección de Silvio Spangemberg, va a intentar acercar a los campos casildenses una visión diferente de la organización de los establecimientos rurales, basada en la conversión de las chacras dedicadas al monocultivo en verdaderas granjas autosuficientes, que incorporen la tecnificación a la actividad cerealera –utilización racional del suelo, incorporación adecuada de maquinaria agrícola, perfeccionamiento en la selección de semillas y de razas de animales-, pero además el desarrollo de una incipiente industrialización de productos primarios básicos –leche, quesos, dulces, actividad sericícola- y el fomento de la diversificación productiva tendiente a garantizar el abastecimiento del mercado de la ciudad asegurando precios accesibles a los consumidores casildenses.

El lento camino de la organización político-institucional toma forma entre 1871 y 1907

Si los motores del empuje económico se articulan y definen velozmente, en forma paralela a la configuración de los esquemas de crecimiento nacionales y ayudando en gran medida a la vigorización de esos esquemas, el ordenamiento jurídico-institucional aparece como un proceso más lento. En los comienzos del proyecto de colonización dos espacios institucionales se coordinan a la hora de la toma de decisiones: el Juzgado de Paz creado en 1871 y la Administración Candelaria, que provee a los colonos del utillaje y los bienes necesarios para la vida y la producción. En 1884 se da un paso considerable en el planificación de un orden político para la Colonia Candelaria y su centro urbano, la Villa Casilda, al crearse según disposición provincial la Comisión de Progreso Local de dicha jurisdicción, reemplazada en 1886 por la Comisión de Fomento, órgano de gobierno y administración pública encargado de llevar adelante el mantenimiento urbano, de los servicios públicos, de la higiene y la moral públicas hasta la constitución del régimen municipal en 1907.

Por otra parte, es importante destacar que hasta el año 1883 el distrito de la Colonia y la Villa corresponden a la jurisdicción del departamento Rosario, que en ese año es subdividido, pasando una y otra al ámbito territorial del Departamento San Lorenzo. En 1890 una nueva división provincial genera la creación del Departamento Caseros, siendo designada Villa Casilda como cabecera de la unidad recientemente constituida. En 1891, el día 24 de agosto, como corolario del establecimiento como cabecera departamental, se autoriza la instalación de la Jefatura Política del Departamento Caseros con asiento en la Villa, siendo su primer Jefe, el señor Cayetano Campana. Junto al Juez de Paz, cuyo radio de vigilancia y control se extiende principalmente en las zonas rurales, el Jefe Político va a ser el encargado de velar por el orden social en la Villa Casilda y su zona de adyacencia.

El esfuerzo puesto en la formalización educativa

Los comienzos de la práctica educativa formal también son harto difíciles. En 1874 se crean las Comisiones de Distrito Escolar de Candelaria y Desmochados y en 1875 se observa el funcionamiento parcial y precario de una escuela, cerrada a finales de ese mismo año por orden de la Inspección General de Escuelas. Es recién en 1879, ante las sucesivas denuncias del Juez de Paz de Candelaria José Garriz, que se crean dos escuelas fiscales, una para varones y otra para niñas, aunque funcionando en el mismo local.

Durante las décadas del ochenta y del noventa, este frágil sistema oficial se ve necesariamente complementado por la formación que otorgan las escuelas de carácter privado y los docentes particulares, instituciones de entre las cuales se destacan los colegios Franco-Argentino y Argentino-Alemán y la Escuela Particular de Catalina Costa.

En 1889 el poder provincial decide la creación de las Escuelas Graduadas y en ese mismo año se inauguran las clases de la Escuela Elemental del Pueblo Nueva Roma. La atención del edificio escolar y el abastecimiento de mobiliario y útiles para el dictado de los cursos en las instituciones oficiales de la Villa, son sobrellevados casi en su totalidad por la Comisión de Fomento y las suscripciones populares del vecindario, debido a la carencia de esmero aplicado por las dirigencias provinciales durante fines del siglo XIX.

Muy tardíamente, en 1907, el Concejo de Educación compra el edificio escolar perteneciente hasta ese momento a la Comisión de Fomento. La gran mayoría de las Escuelas de formación primaria existentes hoy en día han sido creadas en las tres primeras décadas del siglo XX, como respuesta a la demanda educativa generada por una población en rápido ascenso cuantitativo.

Los recursos para atender la salud pública

La salud pública adquiere relieve también en el transcurso de la década de 1890. En 1886 –después de realizarse una reunión convocada por el entonces Subdelegado Político Tadeo Almada- se forma una Comisión de Damas que va a ser la encargada de recaudar fondos y obtener recursos tendientes a la construcción de un espacio para la atención primaria de salud para la población casildense. Carlos Casado realiza la donación de los terrenos en los cuales dicha edificación sería impulsada y en el año 1888 comienza a funcionar una parte del Hospital, denominado en gratitud hacia el fundador “San Carlos”. El 9 de julio de 1889 se inauguran oficialmente los dos primeros pabellones de la nueva institución, uno destinado a la atención de varones y el otro para mujeres, actuando como primer director del Hospital el Doctor Ricardo Grimaldos, secundado por el Doctor Dante Borretini.

La Iglesia de San Pedro Apóstol se erige en Parroquia

Los servicios religiosos se ofrecen muy parcialmente durante la década de 1870, siendo que en 1878 la iglesia de San Pedro Apóstol de Colonia Candelaria es erigida parroquia, aunque su ubicación en realidad corresponda a un galpón cedido ocasionalmente para la celebración de misas y de los sacramentos del bautismo y el matrimonio. El Capellán Lucio Scorza aparece hasta 1891 como sacerdote estable y en ese año se establece a cargo de la Parroquia el Padre Celestino Molfese. También en 1891 Carlos Casado entrega a Villa Casilda el terreno, el templo y la casa parroquial, siendo oficializada dicha donación por su esposa, Ramona Sastre, en 1913. En 1906 Ambrosio Mollaret se hace cargo de la Parroquia, permaneciendo al frente de la misma por el lapso de cincuenta años.

Nuevas instituciones van tomando forma hacia el último cuarto del siglo XIX

La configuración de una trama institucional tendiente al reforzamiento de los lazos de asociación en miras al bien común y al estrechamiento de las relaciones de sociabilidad popular, se desarrolla intermitentemente en el lapso del último cuarto del siglo XIX, siendo, en su gran mayoría, proyecciones e intentos de una élite económico-social en estado formativo.

En 1875 un grupo de inmigrantes crea la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos “Unione e Benevolenza”, una de las primeras instituciones de este tipo existentes en el interior santafecino, que toma como modelo la entidad del mismo nombre y de gran arraigo presente en Rosario. Sus objetivos iniciales se relacionan con la generación de vínculos de ayuda mutua y cooperación entre los miembros, el fortalecimiento de la identidad nacional italiana y la consolidación de vínculos considerables entre esta comunidad y los intereses nacionales del país de residencia. Esteban Simonetta y Carlos Brebbia, destacados miembros de la elite casildense, ligados directamente a los sucesivos órganos de gobierno de los asuntos ciudadanos, son los protagonistas centrales en la fundación de la Sociedad. En 1893, en el marco de un proyecto de reorganización de la entidad, se construye su salón teatro y dependencias administrativas, que en el siglo XX van a cobijar las primeras manifestaciones artísticas arribadas a Casilda y que desde el 29 de septiembre de 2007 se encuentra nuevamente en acción con el nombre quizás más representativo en el imaginario local: Teatro Dante.

En 1881 nace el Club Social “Villa Casilda”. Carlos Casado cede el edificio de funcionamiento provisorio, hasta bien se constituya uno propio, sobre terrenos donados por el propio fundador. Es así que la sede actual data del año 1913. El Club Social puede considerarse como un verdadero centro de nucleamiento de la elite casildense durante el siglo XIX, espacio dilecto en el cual se toman las decisiones más importantes en lo que hace al mejoramiento urbano, el establecimiento de nuevas instituciones, o a la resolución de los conflictos más acuciantes surgidos en la Villa.

En 1903 se conforma la primera comisión de la Asociación Española de Socorros Mutuos de Villa Casilda, siendo su presidente el empresario Antonio Maza. Después de varios años de costosos esfuerzos, en los cuales la pervivencia misma de la institución se considera amenazada, se logra a comienzos de los años 1920 contar con una sede social y un extenso salón para fiestas y espectáculos, reconocido con el nombre de Teatro Casado, en el cual se llevaron adelante, conjuntamente con el Teatro Italiano y el Cine Colón, las grandes funciones cinematográficas de la primera mitad del siglo XX.

En 1907, “En atención a su desarrollo urbano y progreso económico alcanzado”, Casilda es declarada Ciudad

Entre 1880 y 1890 la Villa va a adquirir una fisonomía urbana muy singular, llamando la atención de visitantes y veraneantes, definiendo a su vez un crecimiento material y cultural que va a dar la pauta del desarrollo que permite su elevación a la categoría de ciudad, conjuntamente con el pueblo Nueva Roma creado en 1886 por el ligur Juan Pescio, el día 29 de septiembre de 1907.

En la fecha antes mencionada, el gobernador de la provincia Pedro Echagüe estampa con su firma el acta que oficializa el traspaso. El decreto por el cual se declara a Casilda bajo el régimen municipal establece:

“Casilda, Septiembre 29 de 1907. Habiendo sido aprobado por decreto de 24 del corriente el censo levantado por la Comisión de Fomento de Villa Casilda por el que se declara esta localidad, dentro de cuyo medio se encuentra comprendida Nueva Roma, incluida entre los centros urbanos que tienen derecho al régimen comunal y en atención a su desarrollo urbano y progreso económico alcanzado, El Gobernador de la Provincia, DECRETA: Art. 1° Elevase Villa Casilda a la categoría de ciudad. Art. 2° Comuníquese a quienes corresponda, dese oportunamente cuenta a la H. Legislatura y al R. O. –ECHAGÜE. Calixto Lassaga”.

El Poder Ejecutivo Provincial establece como jurisdicción provisoria del distrito Casilda los siguientes puntos: al norte el río Carcarañá; al oeste el Departamento San Lorenzo; al sur los Herederos de Pesoa y la Colonia General Urquiza; al este las Colonias Pampa y San Tristán. Asimismo, se nombra como Intendente Municipal al vecino José Serrot y se convoca a los vecinos contribuyentes a inscribirse en el Registro Electoral para proceder a la realización de la elección de cinco miembros para conformar el Concejo Deliberante. Por último, se designa una Comisión Administradora integrada por Juan Morgante, Emilio Werner, José Echeverría, Félix Valdéz y Carlos Sauberán, destinada a dirigir los destinos de la nueva ciudad hasta que tomaran posesión de sus cargos los concejales que fueran electos.

El nuevo estatus inicia una segunda ola de innovación social y cultural

Con este acto administrativo se inicia, entonces, la vida política autónoma, al adquirir la Villa el régimen municipal, lo que posibilita el nombramiento –como ya dijimos- del primer intendente a fines de ese mismo año y la elección de los primeros concejales en 1908.
Sin embargo, el cambio de categoría no queda solo en una declaración formal. El nacimiento de la nueva ciudad viene acompañado de un verdadero proceso de innovación social y cultural que se prolonga en las dos o tres décadas siguientes. Clubes deportivos (Alumni, Lawn Tennis Club, Central Argentino, Aprendices, Huracán, Nacional), instituciones educativas y culturales (Biblioteca Carlos Casado, Biblioteca Ferroviaria, grupos teatrales y literarios, escuelas fiscales y nacionales), manifestaciones periodísticas (de entre las que se destacan La Voz del Pueblo y La Nota de Caseros), surgen sin cesar en ese lapso.

 

Fuente: Breve historia de la Ciudad de Casilda, recopilada y escrita por el Historiador casildense Profesor Federico Antoniasi.




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